El extraño caso de la murciana incorrupta A Úrsula Micaela Morata, aunque nadie dudaba de que estaba más que muerta, nunca llegaron a enterrarla. Primero, porque su fama de santidad era tal que tuvieron que extender el velatorio durante seis días. Y segundo, porque concluido aquel plazo, las hermanas capuchinas que cuidaban el cuerpo descubrieron...